Rubens: La inmovilidad de la belleza y El espasmo democrático de la risa.
Pese a que nunca había pasado en otro sitio tanto tiempo como en las
galerías, tuvo que esperar a ver las fotografías
de Kennedy para darse cuenta de una cosa tan sencilla: los grandes pintores y
escultores, desde la Antigüedad hasta Rafael y quizás hasta Ingres, evitaron
dar forma a la risa e incluso a la sonrisa.
Para un escultor de la Antigüedad o para un pintor posterior, un rostro
hermoso sólo era imaginable en su inmovilidad.
Los rostros perdían su inmovilidad, las bocas se abrían, sólo cuando el
pintor quería captar el mal.
La Pintura decía Rubens, pertenece a un siglo muy anterior, en el que la
belleza no sonreía,
Pero ¿cómo explicar que los grandes pintores hayan expulsado la risa del
reino de la belleza? Rubens se dice: sin duda un rostro es bello porque se nota
en él la presencia del pensamiento, mientras que en el momento de la risa el
hombre no piensa. La risa es un espasmo del rostro y en el espasmo el hombre no
se gobierna a sí mismo, lo gobierna algo que no es ni la voluntad, ni la razón.
Y ese es el motivo por el cual el escultor antiguo no plasma la risa.
Si, contradiciendo el espíritu de
los grandes pintores, nuestra época hizo de la risa el aspecto privilegiado del
rostro humano, eso significa que la ausencia de voluntad y razón se ha
convertido en el estado ideal del hombre.
Podría objetarse que el espasmo que nos muestran las imágenes fotográficas es simulado y por lo tanto razonado
y voluntario: el Kennedy que ríe frente al objetivo no reacciona ante una
situación cómica sino con plena conciencia abre la boca y deja al descubierto
los dientes. Pero eso no hace más que demostrar que el espasmo de la risa ha
sido elevado por las gentes de hoy a la categoría de imagen ideal, tras el cual
decidieron ocultarse.
Rubens se dice: la risa es la más democrática de todas las apariencias del rostro: con
nuestros rasgos inmóviles unos nos diferenciamos de los otros, pero en el
espasmo somos todos iguales.
Un busto de Julio Cesar que ríe a carcajadas es impensable. Pero los
presidentes norteamericanos parten hacia la eternidad ocultos tras el espasmo
democrático de la risa.
Milan Kundera.
-La Inmortalidad.-
Milan Kundera.
-La Inmortalidad.-
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