El Amor y la Excitación, la contradicción.

    "En medio de la noche se despertó y recordó con sorpresa que no había tenido más que sueños eróticos. Sólo recordaba con claridad el último: en una piscina nadaba de espaldas una enorme mujerdesnuda, al menos cinco veces mayor que él, con una barriga toda cubierta de espeso vello, desde la entrepierna hasta el ombligo, la miraba desde la orilla y estaba terriblemente exitado.
  ¿Cómo podía estar excitado cuando su cuerpo se hallaba debilitado por un súbito dolor de estómago? ¿Y cómo pudo excitarse mirando a una mujer que, despierto, sólo hubiera podido producirle asco?
   Se dijo: en el sistema de la relojería de la cabeza dan vueltas en sentido contrario dos ruedas dentadas. En una de ellas están las visiones, en la otra las reacciones del cuerpo. El diente en el que está la visión de una mujer desnuda toca el diente opuesto, en el que está inscrito el imperativo de la erección. Si por algún descuido las ruedas se desplazan y la rueda de la excitación se pone en contacto con el diente en el que está pintada la imagen de una golondrina volando, nuestro sexo se empinará al ver a una golondrina. Conocía además las investigaciones de un colega suyo que estudiaba el sueño de las personas y afirmaba que en el hombre se produce la erección con cualquier sueño. Eso quiere decir que la relación entre la erección y una mujer desnuda es sólo uno de los mil modos en que el Creador pudo haber ajustado el mecanismo de relojería de la cabeza del hombre.
   Pero ¿que tiene que ver el amor con esto? Nada. Si en la cabeza de Tomás la rueda se desplaza por algún motivo y él, a partir de entonces, se excita al ver a una golondrina, en nada cambia eso su amor por Teresa.
  Si la excitación es el mecanismo mediante el cual se divierte nuestro Creador, el amor es, por el contrario, lo que nos pertenece sólo a nosotros y con lo que escapamos al Creador. El amor es nuestra libertad. El amor está al otro lado del ess mus sein!.
  Pero esto no es del todo cierto. Aunque el amor sea algo distinto a la maquinaria de relojería del sexo con el que se divierte el Creador, queda sin embargo amarrado a esa maquinaria. Está amarrado a ella como una tierna mujer desnuda al péndulo de un enorme reloj.
  Tomás piensa: amarrar el amor al sexo ha sido una de las ocurrencias más extravagantes del Creador.
  Y después piensa esto también: la única manera de salvar el amor de la estupidez del sexo hubiese sido la de ajustar de otro modo el reloj de nuestra cabeza y excitarnos viendo una golondrina.
Se durmió con aquella dulce idea..."
Milan Kundera.
La Insoportable levedad del ser.



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