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Fragmento dedicado a mi Papá de “Los Reyes Malditos”

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Dibujo de Emilio Rojas “Tomó la escudilla de madera y bebió un gran trago de agua para calmar la fiebre que no lo abandonaba desde hacía ya muchos días. Después de beber, dejó que el agua se aquietara y se miró en ella como en un espejo. La imagen la logró captar imprecisa y oscura, era la de un centenario. Permaneció unos instantes buscando un resto de su antiguo aspecto en aquel rostro flotante, en aquella barba macilenta, en aquellos labios hundidos, en la boca desdentada, en la nariz afilada que terminaba en el fondo de la escudilla. Se levantó despacio dio algunos pasos, hasta que se notó el tirón de la cadena que lo amarraba al muro. Entonces se puso a gritar: «¡Jacobo de Molay! ¡Jacobo de Molay! ¡Soy Jacobo de Molay!» No obtuvo respuesta; sabía que nadie le respondería. Pero necesitaba gritar su propio nombre para que su espíritu no se diluyera en la demencia, para recordarse que había mandado ejércitos, gobernado provincias y que, mientras conservara un soplo de vid

Platónicas Concupiscencias (o de Luna en Escorpio)

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No lo he decidido, no creo decidir hacer nada,  en absoluto. Sólo me complazco entre sueños, ahí eres quien yo creo que eres y en ellos es donde siento sólo lo que yo quiero sentir. Te dibuja la noche, emerges del Neptuniano mar, ¡Es sólo eso, un sueño falso! A nadie hace daño. Eso, un sueño, si, y ya; Lo avivo con una pasión de hoguera, que se apaga al salir el sol... No, no se apaga, me persigue en el día con ese aroma peculiar que salió por tu ventana aquel día que inesperado asaltó todos los sentidos. Pero al fin este idílico pensamiento no es más que platónicas concupiscencias, tu fragancia y persona me las invento a conveniencia, porque tal vez sólo así no me siento tan muerta. ¿Una pasión abyecta puede a uno salvarlo de la locura y la tristeza? ¡Pero tu aroma! Cómo mágico incienso lo rodeó todo, Tuve que pasar insistentemente por tu ventana, pues seguía flotando hacia mi exquisito y por un momento, tan sólo por un momento imaginé que me querías. De tus recintos sale