FRAGMENTO DE EL LIBRO ROJO, de CARL GUSTAV JUNG
EL REENCUENTRO DEL ALMA
Alma mía, ¿dónde estás? ¿Me oyes? Yo te hablo, yo te llamo, ¿estás allí? He
regresado, estoy nuevamente aquí, he sacudido de mis pies el polvo de todas
las comarcas, y vine hacia ti, estoy contigo, tras largos años de largo andar he
vuelto a ti. He de contarte todo lo que he visto, vivido, bebido en mí. ¿O no
quieres escuchar nada de todo aquello lleno de ruido de la vida y del mundo?
Algo, sin embargo, tienes que saber: una cosa he aprendido, y es que hay que
vivir esta vida. Esta vida es el camino, el camino largamente buscado hacia lo
inasible, que nosotros llamamos divino. No hay ningún otro camino. Todos
los demás caminos son senderos errantes. Yo encontré el camino recto, él me
llevó hacia ti, hacia mi alma. Regreso con temple y purificado. ¿Me conoces
todavía? ¡Cuánto se prolongó esta separación! Todo se ha vuelto tan distinto.
¿Y cómo te encontré? ¡Qué maravilloso fue mi viaje! ¿Con qué palabras he de
describirte los entreverados senderos por los cuales una buena estrella me guió
hacia ti? Dame tu mano, mi alma casi olvidada. Cuán cálida la alegría de volverte
a ver, a ti, alma largamente negada. La vida me ha llevado nuevamente hacia
ti. Queremos agradecerle a la vida que he vivido, agradecerle todas las horas
alegres y todas las horas tristes, agradecerle la alegría y el dolor. Alma mía, contigo
ha de continuar mi viaje. Contigo quiero andar y ascender a mi soledad.
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